Agosto, la terraza llena, clientes prestos a pedir las consumiciones más variopintas y una jauría de camareros ávidos de propinas. Ya lo sentimos pero no eres uno de los clientes cómodamente sentado sino un camarero que debe atender de forma rápida y eficiente a cuantos más clientes mejor para así conseguir más propinas que el resto de tus compañeros. Debes tomar nota a los clientes, con una sonrisa, e ir a la barra a cantar los pedidos. Pero cada viaje a la barra implica una pérdida de tiempo valioso.
¿Y si fueras a la barra cada dos pedidos? ¿Y si pudieras hacerlo cada tres o más? Si tienes buena memoria podrás conseguirlo y así ahorrar tiempo. Pero pobre de ti que te equivoques o tendrás que lidiar con los clientes descontentos. Ya sabes… el cliente siempre tiene la razón.
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